En la actualidad, cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, muchos de ellos a tiempo completo. Estos niños y niñas no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad de estos niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud, y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados. En África subsahariana, aproximadamente 1 de cada 3 niños y niñas trabajan, lo que representa una cifra de 69 millones de menores de edad.
La Conferencia de Ámsterdam de 1997 sobre la lucha contra las formas más intolerables del trabajo infantil y la Conferencia Internacional de Oslo sobre el Trabajo Infantil de 1997, señalaron la atención a la urgente necesidad de una acción mundial concertada para poner fin al trabajo infantil, al instar a que se amplíe la recopilación de información, estadísticas e investigación empírica que ayudaría a informar esta acción.
En el mundo, un gran número de niños están involucrados en trabajo doméstico remunerado o no remunerado en el hogar de un tercero o empleador. Estos niños son particularmente vulnerables a la explotación. El trabajo que realizan a menudo está oculto a los ojos del público, ya que estos niños puede que se encuentren aislados o trabajen muy lejos del hogar familiar. Las historias de abuso de niños involucrados en trabajo doméstico son muy comunes.
El trabajo infantil en América Latina y el Caribe.
Si bien en América Latina y el Caribe en los últimos años el trabajo infantil se ha reducido sustancialmente, 5,7 millones de niñas y niños trabajan sin haber cumplido la edad mínima de admisión al empleo o realizan trabajos que deben ser prohibidos, según el Convenio núm. 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil. En su gran mayoría, estos niños y niñas trabajan en la agricultura, sin embargo, miles ellos se desempeñan en otros sectores de alto riesgo, como la minería, los basureros, el trabajo doméstico, la cohetería y la pesca. Para esta región, la ayuda para definir y realizar una cartografía del trabajo peligroso, formular sistemas de vigilancia y seguimiento del trabajo infantil y hacer participar a los interlocutores sociales en estos procesos revisten un carácter prioritario para el IPEC. En muchos países, el trabajo doméstico en hogares de terceros es el segundo sector en importancia y el primero para las niñas. En América Central y América del Sur se están ejecutando programas para resolver este difícil problema. Otro grupo beneficiario prioritario en materia de investigación y acción es el de los niños y niñas indígenas, que suelen ser los más pobres entre los pobres, padecen la discriminación y la falta de acceso a los servicios sociales.
Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, como la explotación sexual comercial, la trata de niños y niñas con fines de explotación laboral y la utilización de niños y niñas en conflictos armados y el tráfico de drogas, plantean problemas particulares pues implican actividades ilícitas furtivas y difíciles de abordar. Algunas también plantean riesgos específicos a las niñas, que con frecuencia son más vulnerables debido a las prevalecientes normas culturales y sociales patriarcales de América Latina. El IPEC está trabajando en la preparación de modelos para resolver estas peores formas y velar por que se instituyan marcos jurídicos y se mejore la capacidad de los países para aplicarlos.
Algunos gráficos que tratan el tema y sus porcentajes.
Steve McCurry: fotógrafo comprometido con su tiempo
Steve McCurry es uno de esos fotógrafos comprometidos con su tiempo. Son famosas sus fotografías por la expresividad de las mismas, siempre poniendo al individuo al frente tomandolo de un modo desprevenido, para que pueda “aflorar en su cara la esencia de su alma y de sus experiencias”. Conocido mundialmente como uno de los mejores “creadores de imágenes” actuales, es especialmente famoso por sus evocadoras fotografías en color. Ha sabido capturar la esencia de la lucha y la alegría humanas. Fotógrafo presente en numerosos conflictos bélicos siempre trata de reflejar las injusticias existentes en el mundo actual. Es sin duda alguna un referente en el mundo del retrato del mundo desfavorecido. McCurry se volvió mundialmente famoso por ser el autor de la fotografía La niña afgana, aparecida en la revista National Geographic en 1985 y reencontrada y vuelta a fotografiar en 2002.
En una reciente recopilación de fotografías de sus numerosos viajes de las últimas tres décadas McCurry publicó en su blog el pasado mes de mayo un conjunto de 22 instantáneas a través de las cuales pretende denunciar la vida de duro trabajo a la que son sometidos millones de niños cada año.
Aunque algunas de las fotos muestran claramente un abuso hacia los niños que trabajan para terceras partes, en otras en cambio se puede observar la que es una realidad muy habitual y normalizada de los niños ayudando a aportar ingresos en el hogar en el que viven (como es hacerse cargo del rebaño, ayudar en el oficio de sus padres, etc). Por desgracia pero, esta realidad les impide un mayor acceso a la educación, lo que podría ayudarles a tener un futuro más próspero. A continuación, las fotos: