No dejes que te convenzan de que madrugar es la única manera de aprovechar el día y de tener éxito.
Quizás tú eres una de las llamadas “aves nocturnas” y aprovechas las horas nocturnas tan bien o mejor que nosotros las de la mañana.
¿Qué tal si empiezas a ver las ventajas de tu horario?
Apuntemos algunas. Seguro que a ti se te ocurren más.
1. Escuchas a tu cuerpo y sigues tu propio ritmo
Quienes madrugamos solemos irnos pronto a dormir. Pero hay noches en las que esto no es posible o en las que es más difícil conciliar el sueño. En ésas, levantarse a las cinco de la mañana cuesta bastante trabajo. Y, ya que dan las nueve, muchos necesitamos un buen chute de cafeína para reanimarnos.
Si eso nos pasa a quienes nos sienta bien madrugar, ¿cómo será para una persona que se adapta mejor a otro ritmo?
Puede que tú estés entero cuando dan las nueve de la noche. A esa hora te sientes alerta, productivo y con energía de sobra. En tu caso, ¿tiene sentido que te vayas a la cama sin estar ni pizca de cansado? ¿O que te quedes estudiando/trabajando y te fuerces a levantarte a las cinco de la mañana?
Quizás sea mejor idea acostarte un par de horas más tarde y no madrugar tantísimo.
2. Aprovechas las horas de mayor concentración
Muchos madrugamos porque tenemos más facilidad para concentrarnos en las primeras horas de la mañana. ¿Has comprobado tú a qué horas te concentras mejor?
Si realizas tareas que requieren concentración y te has dado cuenta de que tus horas más productivas son las de la tarde/noche, aprovecha ese tiempo.
3. Estás más inspirado
Si descansas lo necesario, ¿qué más da que te inspires a las cinco de la mañana o a las nueve de la noche?
Muchos disfrutamos de las horas tranquilas de la mañana. En casa duermen, cuando nosotros nos dedicamos a estudiar, a escribir, a meditar, a hacer planes para el futuro…
¿Y si tú estás más inspirado para esto en la paz de la noche?
4. Tienes más oportunidades para hacer vida social
El gran inconveniente que yo encuentro al irme a la cama temprano es que la mayor parte de mi familia y amigos no tienen esta costumbre.
Tengo tiempo para socializar a primera hora de la tarde, cuando termino de trabajar. Pero apenas puedo hacerlo por la noche, que es cuando muchos de ellos aprovechan para relajarse, salir, cenar, etc.
Tú, a menos que vivas rodeado de madrugadores, tienes más oportunidades para relacionarte; más tiempo para compartir con las personas que quieres.
5. Recortas en estrés
Cada uno de nosotros tiene su rutina mañanera. Lo que tenemos en común muchos madrugadores es que hacemos bastantes cosas antes de empezar con el trabajo (o con las obligaciones que cada uno tenga).
Nos levantamos con tiempo de sobra para hacer ejercicio, desayunar, arreglarnos o limpiar un poco, por ejemplo. Son demasiadas tareas. Un sinfín de estrés para quien no se siente cómodo con ese ritmo.
Quizás no se adapta a ti, que cuando llevas tres flexiones ya estás de mal humor y con el cortisol escalando por tu organismo. Y así seguirás el resto del día, porque alguien te ha convencido de que madrugar es lo más beneficioso del mundo.
Pues no. Lo más beneficioso es que tú diseñes un horario que se adapte a tu persona y a tu estilo de vida. Que te cuides. Que descanses. Que hagas las cosas que son importantes para ti.
La sugerencia es ésa: Experimenta hasta encontrar tu horario. No te fuerces a encajar en un esquema que no funciona para ti.
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